Los que regresan


Por Nancy Pérez-Crespo

Las tribulaciones del cantautor Silvio Rodríguez y el apagón a sus estudios de grabación por parte de la empresa eléctrica estatal son prueba del cambio-fraude que está aconteciendo en Cuba. Silvio-Abdala no pagó la cuenta y le cortaron la luz. Porque La China no cree en cuentos chinos. Pagas Silvio o te dejan a oscuras.
Con esta China cubana no se juega, ahora que diligentemente está apoyando el llamado cuentapropismo y en los últimos meses ha autorizado muchos permisos, principalmente para que SU GENTE prospere. Y especifico SU GENTE porque no es casualidad que los mejores restaurantes o paladares (como les llaman) están en manos de allegados a la nomenclatura, de «exes» o deportistas y artistas famosos.
El atleta Javier Sotomayor, abrió el Sport Bar-2.45 (el 2.45 es por su marca mundial en salto alto) y Mireya Luis, campeona olímpica de voleibol, inauguró en La Habana un lujoso restaurante italiano, también Hugo Morejón, músico del grupo Los Van abrió un taller de mecánica de autos de lujo. Estos tres nombres de algunos de los «famosos» que han abierto negocios con la bendición de Raúl Castro.

Deportistas y artistas que han disfrutado de una vida más fácil si se compara con la mayoría de los cubanos que cada día vive más asediada por la miseria y el desamparo y, como consecuencia, esos cubanos desvalidos sienten mucha envidia de esos, que fueron los privilegiados y ahora son los «empresarios». Además esa gente del pueblo de a pie vive en un país que hace más de 50 años apostó por la pavorosa idea de la «lucha de clases» y además fue adoctrinado con el sofisma de que todos eran iguales. Y, desgraciadamente, esa envidia señores, sí que es envidia de la mala.
Estos «famosos» están aprovechando el nuevo talante del régimen raulista: Un especie de capitalismo de Estado. La «empresa privada» controlada por el régimen, porque esos nuevos magnates están subordinados al poder y los que no lo están, corren el riesgo de que al menor desencuentro con el jefe, pierdan hasta la camisa.
Pero momentáneamente están teniendo algún éxito económico y al mismo tiempo ayudan al raulato eliminando la ineficiencia estatal, una de las grandes fallas del fracasado sistema socialista.
Los obreros que trabajan para esas empresas estarán siempre mejor pagados y sus usuarios o clientes, que son la elite gobernante, los bisneros, los tracatanes y delincuentes, disfrutarán de un exclusivo y mejor servicio sin contacto con el proletariado. También se beneficia algún que otro turista: comen en paladares donde reciben buen trato y mejores platillos.
Algunos de estos nuevos «empresarios» están llegando al país en calidad de repatriados. Sumisos regresan a poner su negocito. Se calculan que más de tres mil cubanos han vuelto después que entraron en vigor las nuevas regulaciones migratorias, implementadas precisamente como una forma muy sofisticada de conseguir dólares.
Estos que regresan han visto un filón de negocios porque llevan algún capital y aplican la experiencia adquirida en el capitalismo: la oferta y la demanda, el cliente siempre tiene la razón, el buen trato y sobre todo, la calidad del producto. Una fórmula ganadora.
Un camarógrafo, que trabajaba en un canal local, regresó y se estableció en el Reparto Fontanal en una casa dedicada a organizar bodas y fiestas con video incluido.
Una mujer que trabajaba como camarera en un conocido hotel de Key Byscayne regresó para heredar la lujosa casa en el Reparto Miramar, donde viven sus padres porque los viejos ya están al morirse. Piensa remodelar la propiedad para convertirla en un hotelito y mientras tanto comenzó un negocio de venta de productos de veterinaria que compra en Miami y los revende en Cuba.
Con la nuevas medidas estos cubanos que regresan no tienen que renunciar a su status de residente o ciudadano de Estados Unidos, así siguen disfrutando de beneficios, como es el caso de esos que se jubilan y regresan a vivir a Cuba, pero vienen a Miami a tratarse los problemas de salud, acogidos al Medicare. La mensualidad del retiro que le deposita el Social Security, algún familiar se lo envía a Cuba. Desde luego que esta es una práctica ilegal y penada por las leyes federales.
El fundador del «Café Nostalgia», José Pepe Horta, hizo capital patrocinando entre los exiliados el negocio de la nostalgia (dicen que esa fue una idea del siniestro Alfredo Guevara, su expareja). Pepe Horta regresó a vivir a La Habana donde recuperó la gran casa donde vivían sus padres. Ahora la está restaurando porque planea inaugurar, muy pronto, un hotel boutique. Dicen que anda a la caza de cuanta antigüedad valiosa se le presenta.
También han regresado conocidos artistas como Manolín, Isac Delgado, Francisco «Pancho» Céspedes y Reinaldo Miravalles, entre otros. Pero ninguno de ellos fue un exiliado legítimo, más bien, ellos abandonaron Cuba huyéndole al periodo especial y aquí, lograron levantar, más o menos un billete que ahora los ayuda a incorporarse en la Isla con algunos privilegios.
Un pintor muy famoso, conocido por sus peculiares paisajes y por ser el pintor vivo cubano que más se cotiza en el mercado, regresó y vive entre Cuba y Costa Rica. Tomás Sánchez, en estos días dio una entrevista a un medio oficial donde enuncia que: «La tierra de uno, donde uno nace o a donde uno regresa no es solo eso, sino algo que siempre se lleva. Por ejemplo, los cubanos de Miami, que nunca más volvieron a Cuba, tienen a Cuba dentro y han hecho de Cuba un mito, y esa Cuba ya no es Cuba, es una imagen mental que no tiene que ver con lo que fue ni con lo que es ni con lo que será. Para mí, Cuba es mi apellido»..
Tomás Sánchez, te expones como el miserable que eres. Para los cubanos de Miami, que nunca más volvimos, tenemos a Cuba muy dentro, sí, pero para nosotros Cuba NO un mito, es una dolorosa realidad que ha demandado nuestro apoyo, preocupación y desvelo, porque nunca abandonamos a los que allá quedaron.
Gracias a esos cubanos, muchos de ustedes que ahora regresan, pudieron establecerse en el Miami cubano, corolario de las conquistas logradas por nosotros. La Ley de Ajuste hasta la licencia de conducir en español, son algunos de los muchos logros de los precursores de esta gran ciudad que antes del 59 era un pueblo grande. Porque si el Miami cubano no existiera ustedes jamás hubieran podido encauzarse fuera de Cuba, ni siquiera hubieran podido establecerse legalmente en este país, serían ilegales.
No, Cuba NO es una imagen mental que no tiene que ver con lo que fue ni con lo que es ni con lo que será. Para nosotros, Cuba es nombre y apellido. Y algún día vamos a regresar, pero a Cuba en libertad, a esa indispensable libertad, a la que ustedes han renunciado.

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