El bien, el mal y el “mal menor”

Por Armando de Armas/ El Blog de Emilio Ichikawua
He escrito en otra parte, decía en un debate reciente, que toda historia no es más que la historia de una degeneración. Obama es el clímax, no el inicio, que si nos ponemos puntillosos habrá que situar en la escabechina de la revolución francesa y, quizás antes, con la reforma protestante. Pero quizá más atrás, con la destrucción del politeísmo y el advenimiento de la revolución que supuso el cristianismo triunfante, quizá ahí empezaría todo.
Pero, tampoco, empezaría antes, con la banalización de los dioses lares y el otorgamiento de la ciudadanía romana a los bárbaros bajo el imperio por servicios, a veces de honor como el guerrear las batallas, que los ciudadanos romanos ya no querían realizar mientras adiposos aumentaban sus ingresos y disfrutaban del circo bajo el apotegma incorporado de que da lo mismo los dioses lares que un caballo.

Pero la pérdida de las dignidades, niveles y honores que supuso la caída del imperio romano bajo el ideal inducido de que ante los ojos de Dios es lo mismo un esclavo que un héroe epónimo, y de que aún el Hijo de Dios podía morir en la infamante cruz, fue un punto de no retorno hacia la degeneración presente.
Luego las opciones políticas se limitarían siempre a escoger entre los partidos más degenerados y los menos degenerados. Obligados a apostar por el consabido mal menor.
-FOTO: Armando de Armas: datuopinion.com

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