Historiador: "Netanyahu es el arquitecto del miedo"


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El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, habla ante el Congreso de EE.UU.. La invitación pasó por alto a la Casa Blanca. En entrevista el historiador Fritz Stern aborda los aspectos más relevantes de la visita.

El historiador estadounidense de origen germano, Fritz Stern, fue entrevistado por la periodista Sandra Schultz, de la emisora pública alemana Deutschlandfunk.

Sandra Schultz: ¿la actual visita de Netanyahu marca un mínimo histórico en las relaciones entre Israel y Estados Unidos?

Fritz Stern: Creo que así puede decirse. Pero a mí lo que me preocupa, y que me parece necesario resaltar, es el análisis de esta visita desde una dimensión histórica. No es algo que haya surgido así como así, sino que es resultado de un largo proceso. En 2012, ante un republicano que mostraba cierta simpatía por Obama, y que luego dudaba, hice la comparación con los judíos del este de Europa que en 1917 apoyaron la revolución bolchevique porque pensaban que sería una especie de emancipación de los guetos y los pogromos. Ya en 2012 me parecía que la alianza entre los republicanos estadounidenses y el Likud ofrecía malos augurios.


El propio Netanyahu afirma que su visita tiene una dimensión histórica. ¿Qué más nos puede decir usted al respecto?

En el diario suizo Neue Zürcher Zeitung se habla de un “mito sobre Churchill”: Netanyahu parece creer que es como aquel primer ministro británico, y que debería hacer que el mundo despierte. Digámoslo así: hay un cierto factor psicológico involucrado, sin duda alguna. Pero al mismo tiempo aparece un oportunismo de la clase más elemental. Primero, de los republicanos que lo invitaron, pero también del propio Netanyahu, de sus asesores y de su embajador. Es escandaloso que el embajador israelí en Washington –posición que es clave- sea un antiguo colaborador del Partido Republicano. Así que uno apenas puede imaginarse cómo todo ha sido manejado con gran estrechez de miras, por un lado, y por otro, con un gran oportunismo al más alto nivel diplomático o a nivel mediático.

Pero la actual discordia es solo un episodio más en una larga serie de desencuentros entre Netanyahu, por un lado, y Obama y su gobierno, por el otro. ¿No es una muestra de congruencia que Netanyahu diga ‘me quedo con quienes son de mi confianza', o sea, los republicanos estadounidenses?

Dudo mucho que uno pueda entrar en el juego de un partido y confiar solo en éste, cuando propone una política aislacionista. Creo que muchos republicanos darán nuevamente voz a sus deseos y pensamientos aislacionistas con motivo de las elecciones que se celebrarán en 2016. Por eso es que dudo que alguien pueda prestarse a su juego. Eso, por no mencionar el antisemitismo que muchos republicanos siguieron, y que los infectó más que a los demócratas. Lo más importante en este momento es, para mí, la división que hay entre los republicanos que promueven un papel activo de Estados Unidos en la paz mundial, y los neo-aislacionistas. Y ni qué decir de aquellos que nos causaron tanto daño al meternos en la guerra de Irak.

Aunado a todo esto están las diferencias en cuanto al programa atómico de Irán. Hay un acuerdo sobre la mesa, sobre el cual Netanyahu dice: “si lo llevamos a cabo así, Irán no tardará en fabricar una bomba atómica”. En este punto, parece tener también apoyo de algunos aliados republicanos.

Según entiendo, el acuerdo implica que en diez años Irán no podrá desarrollar una bomba atómica. Pero permítame otra pregunta: ¿por qué no se habla nunca de la bomba israelí? Israel se convirtió en una potencia atómica gracias sobre todo a Francia y a los europeos. Y esto tambien tiene su importancia.

¿No será que un escenario en el cual Irán tenga su bomba atómica no implica un horizonte pacífico?

Es cierto. Ningúna nueva potencia nuclear contribuye a la paz, y Teherán seguramente que no. Por un lado, este país está gobernado por fanáticos o casi fanáticos, pero por otra, hay una fuerte clase media bien educada, de la cual uno podría esperar que surgiera un cierto sentido de responsabilidad. No debemos olvidarlo: si Irán puede fabricar la bomba atómica y decide usarla, ese mismo país también sería destruido casi en seguida. Así que en todo esto debe haber un cierto cálculo y una dosis de cordura. No quiero decir que no sería un peligro que Irán tuviera su bomba atómica. Pero uno no debe descartar que en diez años se desarrollen otras fuerzas en el país.

En vista de la historia de Israel, ¿tiene Netanyahu otra opción además de poner la seguridad de su país y de sus ciudadanos como prioridad absoluta?

La pregunta es cómo alcanzar dicha seguridad. Me parece que él es un arquitecto del miedo. Él concibe un mundo al cual él mismo teme. Un mundo en el que Israel está cada vez más aislado. Es un proceso al que hay que tenerle miedo.

Si volteamos la mirada hacia las relaciones entre Israel y Estados Unidos, y vemos que se encuentran en un punto muy bajo, ¿qué tanto lo lamenta usted?

Lo que más me duele es el curso que ha tomado Israel con la política de asentamientos, ocupación, o como quiera que se le llame. Pero por otro lado, en Israel existe una oposición vehemente, formada por expertos y antiguos altos funcionarios en materia de seguridad. Ellos se han opuesto a las políticas de Netanyahu, y eso da lugar a la esperanza.

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