El fin de la doble moneda: esperanza y realidad

Al parecer se aproxima el fin de la dualidad económica, pero La Habana continúa sin anunciar como se pondrá en práctica la medida/Cuba Encuentro

Redacción CE, Madrid | 21/10/2015 8:47 am

Desde hace días circula por Internet que se producirá un anuncio del fin de la doble moneda en Cuba para el próximo mes.
La noticia se originó en una conferencia de prensa, que a su regreso de una misión comercial de cuatro días a la Isla ofreció el representante republicano por Illinois Rodney Davis.
El legislador estadounidense dijo que él insistió en el problema que entraña la doble circulación monetaria en Cuba y que le dijeron que una unificación al respecto tendrá lugar en cuestión de un mes.
Un comentario al respecto también ha llegado de una fuente poco usual. Al ser entrevistado por el canal de noticias chileno 24 Horas, Alex Castro, hijo de Fidel Castro, consideró que el proceso de reformas económicas avanza muy lento, culpó de ello a la burocracia y la corrupción, y se refirió específicamente a que aún no se han dado pasos concretos para la unificación monetaria, pese a ser uno de los objetivos que debían desarrollarse a partir de 2011, según lo acordado en el sexto congreso del Partido Comunista de Cuba.

Que en una sociedad donde se controla tanto la información como la cubana, se comiencen a dar opiniones o vaticinios de un cambio, indican que ya éste está en marcha y posiblemente aprobado por los centros de poder.
La pregunta entonces no es solo cuándo sino también cómo ocurrirá la transformación esperada por años. Un cambio gradual o una conmoción social. Hasta ahora la mayor parte de los analistas consideran que el cambio será paulatino. Por otra parte, al parecer en estos momentos Cuba enfrenta graves problemas de liquidez y dificultades para aumentar sus necesarias importaciones. Incluso problemas mayores que los ya habituales. El cambio monetario es un requisito que desde hace años vienen pidiendo los posibles inversionistas. Quizá esta situación, así como el incierto futuro del gobierno chavista en Venezuela, han terminado por persuadir a los mandatarios cubanos a dar este paso.
CUBAENCUENTRO incluye a continuación las conclusiones del estudio La reforma monetaria en Cuba hasta el 2016: entre gradualidad y “big bang”, de los doctores Pavel Vidal y Omar Everleny, de acuerdo al texto divulgado por la Institución Brookings en 2014. Consideramos que dichas conclusiones muestran un amplio panorama sobre lo que podría o no ocurrir, y durante cuánto tiempo, una vez que se inicie esta esperada transformación.
A continuación el texto con las conclusiones de los expertos Vidal y Everleny:
La política monetaria y financiera tienen dos objetivos prioritarios hasta 2016: la expansión de las microfinanzas y la solución de la dualidad monetaria. Para el primer objetivo ya existe un marco legal y algunos resultados en más de dos años de ejecución. Para el segundo objetivo se dispone de mucha menos información sobre la estrategia a seguir; las señales disponibles apuntan a una reforma monetaria gradual y por sectores. La reforma monetaria por sectores permitirá ganar experiencias e impulsar devaluaciones más pronunciadas para algunas empresas, pero será complicado controlar el arbitraje, la corrupción y otros costos asociados a los tipos de cambios múltiples. Los tipos de cambios múltiples deberían constituir solo un primer paso en la reforma monetaria; para el 2016 convendría alcanzar la convergencia definitiva del valor del peso cubano para toda la economía. La estructura de la economía cubana, apoyada en grandes empresas estatales, justifica una devaluación gradual del tipo de cambio y no la aplicación de un “big bang”. El sector privado nacional (cuentapropistas, microempresarios y productores agrícolas privados) ya trabajan desde los años 1990 con un tipo de cambio devaluado. No habrá tampoco efectos directos de la devaluación del tipo de cambio oficial en la inversión extranjera. Por tanto, las ganancias de la devaluación tendrán que ser garantizadas por la respuesta de la empresa estatal, la cual necesita más tiempo para reaccionar debido a la mayor burocracia, rigidez y supeditación a los ministerios. Para que la respuesta sea efectiva se requiere ampliarle los márgenes de holgura para su gestión, flexibilizar los mecanismos de planificación centralizada y alinear los incentivos de los trabajadores y gerentes con los impactos de la devaluación en sus empresas, es decir, los efectos de la devaluación no deben quedarse en los balances de las empresas estatales sino que deben llegar a los salarios que ellas pagan. La gradualidad no solo facilitará la respuesta de la empresa estatal, sino también la respuesta de la política económica. No es factible anticipar todos los impactos de la devaluación, dado que este es un precio que no se ha movido por décadas en la economía cubana. No se puede partir del supuesto de que los agentes económicos y el gobierno sabrán cómo manejar el shock cambiario. Si bien es necesario definir con antelación la secuencia de transformaciones monetarias y las reglas generales bajo las cuales se podrá responder y se amortiguará el shock cambiario, sobre la marcha habrá que ir haciendo correcciones a la política fiscal, a la política crediticia para exportadores, entre otras. Igualmente se requiere un tiempo para ajustar las dinámicas contables, los sistemas informáticos, los contratos, los mecanismos burocráticos, entre otros aspectos operativos que tienen que acomodarse pues están concebidos para funcionar con un tipo de cambio que no ha variado en décadas. Por tanto, la gradualidad también le concederá tiempo para reaccionar a las autoridades económicas. La reforma monetaria en Cuba hasta el 2016: entre gradualidad y “big bang” Página 25 La fecha límite de 2016 implica que, aunque haya preferencia por la gradualidad, tendrán que ocurrir devaluaciones pronunciadas del tipo de cambio para alcanzar la convergencia entre el tipo de cambio oficial 1CUP:1USD y el tipo de cambio para la población 24CUP:1USD. De hecho, los experimentos que comenzaron en 2013 consideran un tipo de cambio para algunas empresas alrededor de 10CUP:1USD, lo que significa una devaluación del tipo de cambio oficial de 900 %, que podría clasificar como un “big bang” aunque reducido a algunas empresas y con carácter de experimento. Una cuestión más a futuro que habrá que definir es el régimen monetario y cambiario del peso cubano a partir del año 2016. Parece sensato pensar que en un inicio éste debería priorizar la convertibilidad y la credibilidad, lo cual podría garantizarse con un sistema de tipo de cambio fijo o con alguna regla monetaria. En un segundo momento, el régimen cambiario debería incluir la flexibilidad como la prioridad principal y transitar progresivamente a esquemas que viabilicen mayor flotación en el valor de la moneda e independencia a la política monetaria. Una de las desventajas que presenta una reforma gradual sobre una estrategia de “big bang” es la incertidumbre que genera sobre los futuros cambios monetarios. Las autoridades económicas tienen como factor a su favor el control sobre los flujos de capitales; ello ciertamente reduce las opciones especulativas y la sobrerreacción del tipo de cambio vinculada a las expectativas sobre las futuras acciones monetarias y cambiarias. No obstante, la incertidumbre monetaria puede paralizar proyectos inversionistas del emergente sector no estatal, de los empresarios extranjeros y complicar la gestión en las empresas estatales. La única alternativa que tienen las autoridades económicas para mitigar esta desventaja es explicar con mayor claridad la reforma monetaria hasta el 2016.

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