Presidente 'yanqui', calles nuevas

El hecho está en boca de todos, aunque la prensa estatal, desde luego, no ha descendido a comprobarlo: las calles se reparan como nunca antes para recibir a Obama. Los vecinos del reparto Miramar contemplan sorprendidos la 1ra Avenida, que ha sido tirada completamente desde La Puntilla hasta la zona de los hoteles Panorama y Meliá Habana —probable albergue de importantes norteamericanos.
"En 50 años que vivo en este barrio, jamás he visto una obra tan completa", comenta un hombre mayor parado junto a lo que antes fuera un bache histórico, patrimonio nacional.

"Parece otro país", opina una mujer ante las impecables líneas amarillas y blancas que se observan contra el negro asfalto. La calle 42 también ha conocido estos cambios a lo largo de dos cuadras, y una masiva poda de árboles que provoca cortes de electricidad por ocho horas.
"Es una hipocresía", comenta un joven que viaja en almendrón rumbo a Centro Habana entre las ruinas habitadas, y postergadas, que conocemos. Nada parecido a cuando vino el Papa, a quien se le recibió con un remiendo de baches durante la ruta estricta que seguiría su carro (baches invencibles, sin embargo, que en cuanto marchó el Pontífice volvieron a salir, como el Maligno).
Ésta vez también hay remiendos (por ejemplo en 3ra, ya que es imposible hacer una ciudad en un mes), pero hay notables renovaciones cabales, extraordinarias, trabajos duraderos que garantizan la pérdida de esos, nuestros huecos, por buen rato. Nos invitan un poco a la nostalgia. Nos aseguran también que el advenimiento del presidente de los Estados Unidos es mucho más importante que el del representante de Pedro —y eso debería estar mal.
Los alrededores del Palacio de la Revolución y Museo del yate Granma, han sido sospechosamente reformados. Se ve novedad en Zulueta y en las cuadras anexas; en las cercanías de la Embajada americana y subiendo por la calle M hasta 21 (donde los carros doblan hacia el Hotel Nacional) la obra es casi perfecta. Cierto que en Prado las reparaciones empezaron antes del anuncio de la venida del señor. Pero ahora han sembrado a todo galope ciertas palmitas frente al Capitolio que casi que cantan "Obama come to me", graciosamente.
Hay otras correcciones precisas. Cuentan que el camino de Jaimanitas y Santa Fe que lleva a la Escuela internacional de Medicina y —¿quién sabe?— quizás más allá, hasta el Mariel, es subsanado. Pero la guinda del pastel corresponde al Estadio Latinoamericano —que le quitaron a Industriales al final de la Serie para hacerlo nuevo, prácticamente—. La calle rigurosa que lo rodea y el trecho que sube por 20 de Mayo hasta la Plaza, son de estreno. Basta apenas separarse unos diez metros, sin embargo, de este círculo agorero, para encontrar la mezcla de piedra y huecos que son ruta en el humilde barrio de Carraguao.  
Quien quiera adivinar el camino de Obama, que siga la alfombra de asfalto que le tiran.

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