Fariñas no está solo


“El Coco” y sus trompeteros no tienen salida decente, aunque culpen al Gobierno cubano de la patraña de la “Enmienda Fariñas”, pues así quedaría demostrado que dan noticias y toman decisiones sin verificar/Cuba Encuentro
Arnaldo M. Fernández, Broward | 21/09/2016 2:45 pm



Guillermo Fariñas Hernández plantó explícitamente su huelga de “hambre y sed” con exigencias al Gobierno. A la semana agregó un llamado al pueblo. “Es hora de unirse, de tirarse para las calles, de protestar [contra] este gobierno”. Nadie lo hizo, ni siquiera en su barrio de residencia (La Chirusa, Santa Clara), mientras que el Gobierno ni se dio por enterado.
A pesar de este fiasco político —de fácil predicción por la irracionalidad de medio a fin— todavía hay gente que alega “el éxito de la huelga de hambre de Coco Fariñas [por su] repique mediático”. Así que los proveedores de fondos y espacios en los medios a “El Coco” y al resto del jet set de la disidencia pueden clamar con orgullo antes de que cierre el año fiscal en Estados Unidos: ¡Hemos hecho una oposición más grande que nosotros mismos!
Esa grandeza explica muchas cosas, como que Yoani Sánchez haya dado la vuelta al mundo hablando mal del Gobierno y regresara tranquilamente a montar su “diario hecho en Cuba” con inversión extranjera y trabajadores por cuenta propia en contra de las leyes dictatoriales respectivas, pero ningún caso ni cosa de casa Cuba es tan ilustrativo como ese epifenómeno clínico del anticastrismo denominado “El Coco”, quien incluso maquillado con el Premio Sájarov 2010 provoca espanto por estar familiarizado como pocos con los siguientes síntomas de la oposición.
Cambios de memoria
El establishment opositor olvida una y otra vez que los intentos de plebiscito contra el castrismo vienen fracasando desde 1988, cuando principiaron copiando el avatar chileno, pero la desmemoria de “El Coco” es de alquilar balcones.
Ninoska Pérez Castellón narró por radio que, en conversación telefónica con ella, “El Coco” mismo aseveró que había desistido de la huelga luego de hablar con un funcionario del Parlamento Europeo, quien confirmó las claves de la “Enmienda Fariñas”. A poco de terminar aquella conversación, “El Coco” se apeó con que la susodicha enmienda era un engaño del gobierno dictatorial “para lograr que uno tomara la decisión. Desgraciadamente nos vinimos a enterar después”.
Dificultad para resolver problemas
Así como el jet set de la oposición da vueltas y más vueltas en rediles mediáticos de afuera sin atisbar siquiera cómo dar solución a su problema cardinal dentro: ganarse al pueblo, “El Coco” recurrió a cartas abiertas a Raúl Castro y huelga de “hambre y sed” para dar solución al problema de la represión de los opositores y hasta de los cuentapropistas. Hasta el bobo de la yuca sabía de antemano que así no iba a resolver nada.
Dificultad para desempeñar tareas habituales
Nada más usual para los opositores que denunciar al Gobierno, pero esto se torna difícil en la postura de francotirador sin puntería que adoptan líderes sin masa como el Dr. Oscar Elías “Bi(s)cet”, quien se bajó en Israel con que Hezbolá y Hamás tienen campos de entrenamiento en Cuba. “El Coco” subió la parada con el plan para asesinarlo en el hospital que elaboró el hijo coronel de Raúl Castro y sería ejecutado personalmente por uno de Los Cinco: el piloto René González.
Desorientación de tiempo o lugar
El establishment de la oposición no solo sigue aferrado al exterior, como si esto hubiera servido de algo en más de medio siglo de castrismo, sino también a otro Zeitgeist: dan números y más números de detenciones y mandan videos y más videos con ánimo de que EEUU y la Unión Europea aprieten las clavijas contra el régimen, sin advertir que para ello tendrían que difundir números e imágenes de opositores muertos regados por las calles. Allá y ahora “El Coco” sonó “la hora de que nos levantemos”, como si la gente fuera a hacerlo porque se lo pidiera acostado en ayunas con la coyunda de que si no me muero.
Dificultad para comprender imágenes visuales
Además de tragarse la “Enmienda Fariñas”, el Dr. Juan Antonio Blanco declaró que demostraba “la importancia que tiene el valor de un hombre frente a una dictadura” y hasta le recordaba “la foto del chino parado frente a una columna de tanques de guerra en la Plaza de Tiananmen”. Esta imagen simboliza más o menos el talante del individuo para frenar al gobierno, pero nada tiene que ver con “El Coco” que entra en huelga de “hambre y sed” para exigir tres cosas al Gobierno y sale sin haber logrado ninguna, nada menos porque un parlamento extranjero dispuso cosas que nunca pidió y que se consiguen por correo electrónico.
Nuevos problemas con el uso de palabras
Hasta ahora “victoria” era “superioridad o ventaja que se consigue del contrario”, pero “El Coco” y la comparsa de UNPACU et al clamaron victoria tras abandonar sus respectivas huelgas sin conseguir nada del Gobierno. Por emplear “victoria” para referirse a “humillante derrota de buchiplumas”, la oposición tropieza por enésima vez en el problema que formuló Solzhenitsin: si década tras década no se dice lo que uno está viendo, los cerebros se tornan obtusos y será más difícil entender a un compatriota que a un extraterrestre, como ilustra la patética foto de “El Coco” rodeado por cinco activistas —uno por cada sigla de FANTU— que hacen señal de victoria.
Colocación de objetos fuera de lugar
“El Coco” pidió “un médico cubano exiliado que viaje a Cuba para atenderlo”, como si el origen natal del facultativo estadounidense Félix Roque, alcalde de West New York, sirviera de licencia profesional para colocarlo en Santa Clara a ejercer la medicina. De este modo procede también, por ejemplo, el contador público de los presos políticos, Elizardo Sánchez, al incluir en su lista a vendedores de información, comandos infiltrados, secuestradores de aviones o embarcaciones y otros que jamás serían considerados como tales en ningún lugar del mundo.
Disminución o falta del buen juicio
Así como Antonio Rodiles, Berta Soler y otros dicen hacer oposición política en nombre del pueblo contra el Gobierno, pero juzgan correcto el embargo, contra el cual están casi todos los cubanos dentro y la mayoría de los cubanos fuera, “El Coco” enjuició la “Enmienda Fariñas” como engaño del gobierno dictatorial, pero no retomó la huelga tal y como podía, debía y tenía que hacer, ahora con mayor razón, tras haber declarado mantenerla “hasta las últimas consecuencias”.
Aunque trompeteó que “sería un privilegio ser un mártir por la democracia en Cuba”, “El Coco” prefirió zafarse del martirio y contentarse con la gozadera de ser algún día “interlocutor válido” del Parlamento Europeo sobre derechos humanos en Cuba. Hasta el bobo de la yuca sabe bien que con este presunto cargo —que tampoco servirá para nada— y embarajes como que la huelga “logró aglutinar a todas las tendencias”, la claque busca tapar que “El Coco” dejó la huelga sin haber logrado nada más que restar credibilidad a la oposición y dividirla aún más, por echar de entrada la culpa de su muerte al Gobierno y a otros opositores.
Pérdida de iniciativa
“El Coco” y sus trompeteros no tienen salida decente, aunque culpen al Gobierno cubano de la patraña de la “Enmienda Fariñas”, pues así quedaría demostrado que dan noticias y toman decisiones sin verificar. Ya no se trata de que la oposición pacífica no recurre a la violencia, sino que tampoco recurre al sentido común.
No encaja que “El Coco” rehúse continuar su huelga sumando el motivo del engaño de la dictadura ni se entiende cómo podía jactarse de estar informado sobre conversaciones telefónicas entre Raúl y Obama con respecto a la huelga, pero decidiera dejarla nada más que afloró el consuelo anodino del Parlamento Europeo.
Antes podía, debía y tenía que confirmar por teléfono, como dijo mentirosamente a Ninoska, con quienes le regalaron el Premio Sájarov por aplicar aquello del muerto al hoyo y el vivo al pollo, al pintarse como el mártir que vendría detrás de Orlando Zapata, pero planificando bien cómo sortear el riesgo: desde los enemas previos al efecto de limpiar la flora bacteriana hasta la más temprana hospitalización para que, gracias a la nutrición parenteral, la ingestión de glutamina en polvo y el tratamiento certero de cualquier complicación, el último reducto en cuidados intensivos pudiera funcionar como sala de prensa.
Cambios en la personalidad
Como vocero oficial de UNPACU, “El Coco” reportó que esta “contaba con 5.073 militantes” el 12 de mayo de 2013. El 9 de julio actualizó con que “agrupaba a unos seis mil opositores”. El 10 de diciembre, el periódico digital español Cuarto Poder conversó con José Daniel Ferrer e informó “más de 8.000 activistas”. A los 13 días, otra conversación con Ferrer refería “unos 10.000 afiliados”. El Jeral de Miami habló el 27 de mayo de este año con el líder de UNPACU y “según su estimación [esta] cuenta con más de 3.000 activistas y simpatizantes”.
¿Cómo se explica entonces que Ferrer soltara el 2 de septiembre pasado, en su carta abierta a Clinton y Trump, que UNPACU “viene motivando y sumando a cada vez más cubanos a la lucha”? Solo puede explicarse porque los proveedores de fondos y espacios mediáticos al establishment de la disidencia han creado una oposición más grande que ellos mismos.
Coda
Al filo del desespero y el embullo, el exilio se contagia con los antemencionados síntomas de la oposición, que describen un cuadro clínico de Alzheimer[1] con el trastorno de conducta de dar apoyo a saltimbanquis y el deterioro cognitivo de no comprender que la grandeza última del establishment opositor radica en medrar sin voluntad de poder ni racionalidad de medio a fin, para venir así como anillo al dedo del gobierno dictatorial y estrangular todo germen de oposición genuina.
[1] La transferencia de síntomas de personas naturales a macro-sujetos se justifica por homología entre las estructuras de conciencia del individuo y las instituciones sociales. Vid.: Habermas, J.: Moralbewusstsein und kommunikatives Handeln, Suhrkamp, 1983 [Conciencia moral y acción comunicativa, Península, 1985).

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