LA GANADORA ES... OF COURSE..


La mentira está armada, ya Hillary se perfila como ganadora. Cuidado America del Norte, cuidado. MB
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Por Zoé Valdés

En Francia ya todo el mundo da a Hillary Clinton como ganadora de las presidenciales americanas. No se extrañen, Francia hace mucho que perdió el Norte (no es una metáfora), y el Sur también. Con el presidente más impopular de su historia, un desempleo que apabulla y muchas de sus calles reventadas de violencia por un buen número de esos a los que quieren nombrar como emigrantes y que no son más que, en buena medida, no generalizo, pandillas de descarados y de vagos que llegan aquí a imponer su ordeno y mando y su matraquillosa e invasiva religión, y para colmo sin una sola cabeza que pueda llamarse líder objetivo en las urnas del 2017; así y todo todavía Francia se cree con el derecho de elegir presidente allá donde no le corresponde y sobre todo donde nadie la ha llamado.
Dicho esto, reitero, es muy probable que Clinton sea la vencedora, porque los hilos siniestros que manejan el mundo así lo decidieron. Y eso sí lo saben aquí en Francia, olfato les sobra, porque quién lo duda a estas alturas, ellos en su cúpula forman parte de esos hilos.

En cuanto a Trump, bueno, si pierde se lo merecerá por bembetero y bambollero, lo que pagarán injustamente sus votantes. Unas elecciones presidenciales se preparan y se toman en serio teniendo más en cuenta las armas del enemigo que las suyas propias. Fue un error adelantar en el segundo debate que llevaría a su contrincante a la cárcel, que es lo que sin duda esta mujer se merece, pero avisarla no valió más que para que ella dedujera que tenía que tomar las ásperas pero efectivas vías de la bajeza, o sea, en este caso la manipulación de una mujer en contra de un hombre basándose en la supuesta fragilidad de la condición femenina frente al machismo. Ha sido un error por parte de Trump seguirle la rima a los que aúpan a Clinton en los ataques personales y contestar en cada ocasión a la jauría sobre la etiqueta que le han colgado de toqueteador de mujeres valiéndose de una retahíla de féminas que esperaron casi medio siglo para denunciarlo, sin contar que lo hicieron en el momento que más le cuadra a otra mujer que prefirió aguantar astutamente las humillaciones públicas que le hizo su marido cuando era presidente de los Estados Unidos a ella y a su hija, pero a ella, una Primera Dama con un incontestable bagaje político; y más sabiendo como sabemos que los únicos perseguidores y fustigadores de mujeres acosadas se llaman precisamente Bill y Hillary Clinton, él por los sucesos que ya conocemos y que ningún norteamericano ignora y ella por amenazar a esas mujeres e intimidarlas mediante un evidente abuso de poder desde todos los puestos que ha ocupado durante más de treinta años.
Esperemos el próximo debate, pero observo que, una vez más, ya esto, el resultado, está cantado. Y por eso tanto oportunista y trepador se apuntó desde el inicio en las filas de la señora Clinton, era lo políticamente correcto: la guerrita avisada que no mata soldado. Me gustaría que en ese enfrentamiento Trump se centrara en la verdadera política, y que usara las armas hipócritas (a lo que los franceses lo mal llaman cartesianismo) que usa su rival constantemente, y que desenmascare a quien tanto daño ha hecho en Estados Unidos, que es lo que verdaderamente importa a sus ciudadanos. Aunque a mi me importa primero Cuba antes que todo lo demás, y todo aquel que traicione la libertad de mi país, para mi traiciona al mundo, a los seres humanos y sus derechos. Añado que basta media vez que el régimen castrista brinde una intención de voto para irme de inmediato por la contraria. Juicio que nadie me puede rebatir porque mi vida y mi obra en Cuba y mis más de veinte años de exilio y mi trabajo lo avalan y justifican.
Trump tiene un defecto, o varios, pero el principal es que está demasiado centrado en sí mismo, y sospecho que oye poco. Así y todo, poniendo en una balanza los defectos de una y otro, sin mucho esfuerzo y sin esas "trampas de la fe" que la mayoría llevamos dentro como una crucifixión, no hay que ser un cerebrito superdotado para adivinar de qué lado se inclinaría la balanza.
Vuelvo a repetir que desprecio a los políticos en general, aunque no a todos por igual, a unos más que a otros. No me gustan ninguno de los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Como tampoco me entusiasmaron en años anteriores. Pero hay que acabar de una vez con el poder de las dinastías familiares y volver a los valores del capitalismo, a su esencia y razón objetiva, como subrayaría Ayn Rand. Hay que terminar con aquellos que nos han convertido, o lo intentan, en marionetas para sus "juegos y bretes", maniobras que culminan invariablemente por enriquecerlos a ellos y empobrecernos a nosotros metiendo sus manos en nuestros bolsillos y sus venenosas uñas en nuestras mentes. Lo que yo llamo, también por experiencia: castrismo. Si no lo hacemos el castrismo se impondrá en el mundo, si no es ya demasiado tarde.
No podemos temer al cambio que nos hemos propuesto frente a un supuesto y engañador cambio que nunca ocurrió por parte de los que repetían en pituíta totalitaria: "p'a lo que sea Fidel, p'a lo que sea" o "yes, we can", que es lo que se perfila como una especie de continuidad dramática de un "sí, podemos", que ya hemos visto lo que está produciendo en España: el miedo no, el terror. No, de ninguna manera, y mucho menos echando mano de análisis maniqueístas inspirados en los viejos errores del pasado.
"Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo.... del miedo al cambio". Lo escribió Octavio Paz, tan universal como mexicano.
Zoé Valdés.

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