Excombatientes denuncian desamparo social por parte del Gobierno


Sencillamente: jódanse, no querían comunismo, ahi tienen, ahora calladitos se ven más bonitos. El HDP no puede pretender ser tratado como un alma de Dios, ojo por ojo. So, Pa' lo que sea Fidel, hasta pa' morirme de hambre, cumplan su misión hasta el final. Pioneros por el comunismo, bueno, mueranse de hambre o en la manigua como su gran héroe, el Che. MB

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DDC/MANUEL ALEJANDRO LEÓN VELÁZQUEZ | Guantánamo 
Carlos Sánchez Rivera, residente del reparto Río Guaso, en Guantánamo, comenta que sufre desamparo social por parte del Gobierno y de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), de la que es miembro desde 1989, cuando cumplió "misión internacionalista" en Angola, luego de ingresar al Servicio Militar Activo.
A su regreso de África, tras 19 meses, explica que portaba soriasis, una enfermedad de la piel, además de artritis y espondilitis anquilosante, padecimiento que provoca la rigidez progresiva de la columna vertebral, con síntomas de dolor por el movimiento y de sensibilidad a la presión, lo que lo ha dejado casi postrado.
Expresa que ha viajado varias veces a La Habana por iniciativa propia, con el objetivo de atenderse con varios especialistas y además gestionar que se le otorguen ciertos beneficios que, según sus propias palabras, le han sido negados.
"Siempre me han tratado, como se dice popularmente, de barajar, aunque yo pago mis diez pesos anuales a la ACRC. Aquí solamente vino, hace alrededor de cinco meses, la trabajadora social de la zona, llamada Bárbara. Esta señora me dijo que como yo recibo una pensión de jubilado por enfermedad no tengo derecho a nada que venga del servicio social, o sea, una cama, colchón o algo por el estilo, porque yo no soy asistenciado. Como si fuera poco, ni los médicos del Consultorio Médico de la Familia han venido a cerciorarse de mi situación de salud", lamenta.
Argumenta que antes de cumplir misión internacionalista, se graduó de Mantenimiento Eléctrico Industrial y luego de ese tiempo en Angola comenzó como obrero de servicio en el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), en el combinado deportivo del oeste, conocido como La piscina del Caribe, de donde después de 20 años de trabajo, fue retirado por enfermedad. 
"Vivo solo y en condiciones precarias, por lo que me he visto en la obligación de acudir al Gobierno provincial y al Partido, pero siempre soy maltratado", dice.
Por su parte, Pedro Israel Poveda Silva, de 79 años de edad y con domicilio en calle Santa Rita, entre 17 y 18 Norte, también en Guantánamo, relata que al comienzo de la lucha clandestina contra Batista, cuando apenas era un adolescente, integró la filas del Movimiento 26 de Julio, bajo las órdenes de Alcibiades Heredia.
Dice que Heredia lo utilizó para atracar tiendas con fines de lucro personal, alegando que era para comprar implementos necesarios para la lucha armada, como gasolinas, pólvora, aceite de linaza y otros útiles para sabotajes.
Fue sorprendido traicionando al movimiento y le dieron la sentencia de "alzado".
"Luego quedé desarticulado con mi grupo del cual yo era jefe, pues Alcibiades me nombró teniente, con dos células de diez hombres cada una a mis órdenes. Fui captado por Jesús Guevara Fournier, hermano de Nando Guevara Fournier, Jefe principal del Directorio Revolucionario 13 de Marzo en Guantánamo, para formar parte del movimiento, pasando a ser 1er teniente", cuenta Poveda Silva.
"En aquel entonces solo teníamos cuchillos con el cabo envuelto en tela y escopetas de perle, que aunque no tenían gran efecto, mostraban que existía la lucha armada", prosigue.
Alega que una vez que triunfa la revolución, formó parte del Centro de Aviso número dos, que movilizaba a más de 8.000 reservistas en el área comprendida desde Los Cocos hasta Los Coquitos de Jaibo y desde el Ocho Norte hasta Monte Sano.
"Yo tenía cuatro mesas de recepción y entrega de itinerarios para citar a todos los reservistas para movilizaciones en el municipio Guantánamo, cuando Guantánamo era solo un municipio y no una provincia. Luego fui Jefe del Sonar Uno, situado en el Ocho Norte y el Tres Oeste y después pasé al Sonar Seis, con María Mirá, Epifanio y Antonio Alce, los cuales fuimos los fundadores de los CDRaquí, cuando nadie quería ser cederista", alega.​
"A pesar de que mi nombre se encuentra registrado en el Centro de los Veteranos, nunca he recibido beneficios de la ACRC. Yo empecé a trabajar en la Fábrica de Limas, de la cual soy fundador, el día 22 de enero de 1961 y me jubilé en 2013, con 51 años de trabajo a la revolución", añade.
"Pero con gran disgusto porque nunca me quisieron pagar el 10 % por concepto de antigüedad, siendo yo el obrero más antiguo de la fábrica. Según los jefes, porque no estaba vinculado directamente a la producción".
El antiguo combatiente asegura, sin embargo, que por sus "manos pasaban todos los cavos de palas y picos provenientes de Canadá, España, Checoslovaquia y Alemania Democrática, para recuperarlos porque venían defectuosos".
"Además —continúa— yo hacía guacales y cajas de embalaje para piezas de barcos. A pesar de mi pensión de 340 pesos en moneda nacional y con toda mi trayectoria, me siento un desamparado social", sentencia Poveda Silva.

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